── La brisa ocasiona el danzar de sus largos mechones, mientras ella no puede evitar quejarse internamente. Las astillas que logran colarse a su piel por entre el cuero de sus guantes son una molestia.
Kate bufa, para luego rodar los ojos y golpear una piedra cercana.
─── Estúpida piedra, estúpidas astillas… ──murmura, momentos antes de tropezar con un tronco cercano. Su quejido se desvanece tan pronto ve una figura conocida a la distancia.
Con aparente desinterés, sus manos acomodan su cabello y posteriormente caen a sus bolsillos mientras se acerca a la otra.
─── No estarás evitándome, ¿o sí? ──cuestiona, capaz de sentir incluso la forma en que sus orejas caen con desilusión.