─── Un profundo alivio escapo de la deidad, permitiendo respirar a su pareja tras la separación de su inusual muestra de afecto, que solo a su reina dedicaba con fervor. Escuchando con atención, la muerte dedicó un asentimiento, comprendiendo, pues un caso similar le había ocurrido.
─── Entiendo, todavía no comprendo la magnitud de este sitio desconocido, pero si para ti es hermoso, en ese caso dejaré que lo disfrutes más. / Una vez realizado aquellas palabras de amor genuino, inclino más su cuerpo a la contraria.
─── Mi reina, ¿has divisado algún otro conocido por aquí?, me temo que ni siquiera Hermes o Zeus los he visto.
# Yo; el hombre que tiene.
De una, te hago tremendo altar, sisi.
Lindo nombre perse /bitelip.