/sostuvo con firmeza el inmaculado rostro, aún siendo cuidadoso de no dañar a su contrario, y mayor: apreciando cada bonita facción que componía la armonía en su rostro, dirigiendo su atención a los rojizos labios carmesí... labios que no tardó en probar, besar, atesorar, en cada leve movimiento siendo correspondido con la misma intensidad, profundo, lento y cariñoso.