Aquí es el único lugar donde puedo desahogarme. No tengo a nadie de confianza para hablar. Siempre digo que la salud mental es importante, pero cuando se trata de mí, es como si en verdad no importara. He fracasado intentando ser feliz o estando bien, porque cuando creo que las cosas mejoran, todo va peor. No importa cuanto intente ser una persona funcional, simplemente vuelvo a recaer en el hoyo de la depresión, ese hoyo que me mantiene en la miseria absoluta y que no me suelta.
He tenido de nuevo esos pensamientos, esos pensamientos de un futuro sin mí, un futuro donde ya no exista en este mundo tan cruel y devastador para las personas como yo. Odio tener esos pensamientos, porque hay personas que la pasan peor que yo y simplemente siguen.
Soy cobarde. No importa cuántas píldoras tenga en mi sistema, siempre quiero más. Porque si estoy drogada y con los audífonos a todo volumen, puedo ignorar este mundo. Puedo ignorar los gritos de mi mamá, de mi papá, las palabras de mi abuela, la preferencia que ellos tienen a los demás; excepto a mí. Entonces, si estoy drogada, las emociones se sienten de una manera leve, pero cuando el efecto pasa, vuelvo a estar mal. Es un círculo vicioso que solo acabará cuando yo termine con mi vida. No entiendo como he soportado esto. ¿De verdad merezco todo lo que me pasa?