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Mi segunda oportunidad, mi segundo amor, mi segundo desperdicio, mi último destino.
          
          Lamentar, amar, odiar, lamentar, amar, odiar, lamentar, amar, odiar.
          
          Qué decir.
          
          Tantas cosas inmersas en lo que es la culpa y el peligro que hay en tus palabras y en mi corazón, tanta avaricia dentro de tu mente y tanta lujuria en mi alma.
          
          Pero qué pena que no sepamos nada hasta el día en que cerremos los ojos y entonces veamos esa luz de nuestro fin, de nuestro último respiro y de nuestra primera escena en vida.
          
          Así que guarda esto, cariño mío, porque dentro de veinte años valdrá miles de oportunidades y kilos de esperanza.
          
          Así que guarda esto, cariño mío, como yo te guardo siempre en lo profundo de mi universo.