Silver estaba cansado de este juego. Su paciencia tenía un límite y podía ser paciente a veces, pero esto era el colmo. Ya rozaba lo ridículo. Silver había tenido paciencia, había querido tenerla, de verdad de lo que tenía. Jamás necesito decir con claridad las cosas, siempre era directo e iba al grano, nunca fue tímido y jamás se avergonzó de lo que creía, pero Ethan lo hacia encolerizar de maneras imaginables ahora. «Soy gay», bien. Lo habría aceptado. A estas alturas, habría aceptado cualquier cosa de él. ¿Pero que cavidad tenía eso, cuando Ethan cada vez lo insinuaba, se encogía y se acobardaba; y hacia como si nada?
Podría verse hecho el loco, y fingir que jamás había pasado lo que pasó anoche, pero la idea lo molestaba e irritaba desde lo más profundo. Desde hace tiempo había descrifrado lo que era evidente y jamás quiso darle nombre, pues siempre lo supo.