«Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno.
Con amor inagotable te acerqué a mí.»
(Jeremías 31:3)

¡Hola, amado! Me da gusto que hayas encontrado este perfil.

Llámame Pao, una chica gozosa que ha encontrado amor, propósito y plenitud  en la hermosa persona de Jesús. No soy perfecta, ni de lejos, pero Cristo me ama tal como soy y ha entregado su vida por mí. Y esa es razón suficiente para que ahora entregue mi vida por Él. 

Y sé con total certeza que, con la misma intensidad que me ama a mí, te ama a ti también. Sí, a ti, que estás leyendo estas palabras. Nunca olvides que vales cada gota de la sangre de Jesús y que Él te ama, sin condición ni mesura. Él te ama, más allá de la muerte. Él te amó, te ama y te amará infinitamente. Tenlo por seguro. 
 
«Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.»
(Romanos 8:38-39)