—oh, bueno, es algo complicado y extraño de explicar —su estado de humor cambia a uno nervioso, a lo que se separa de Bonnie y luego comienza a jugar con sus propios dedos. —Mi pizzería, por lo menos, no existe. Así que no sé si. . .bueno, las demás sí, no recuerdo si había o no. Aunque espero que sí, cualquier cosa, si no tienes dónde parar, hay espacio en mi casa por el momento. Puedes quedarte por un tiempo —propone con una sonrisa cariñosa, veía a Bonnie como un buen amigo, así que no veía problema para tenderle una mano. —Si quieres, algún día te ayudo a encontrar tu guitarra.