El Domingo se vuelve a casa.
Ha sido una luna de miel agridulce. La razón de ello no fue por mi linda esposa. Lo dulce y bueno de este viaje se logró gracias a su sola presencia. Han sido días muy relajados.
Lo malo vino cuando recibí una de las peores noticias que pude oír.
Mi perrita de 6 años de edad había sido envenenada cuando le dieron carne molida con trocitos de vidrio. En 1 día y medio eso la consumió y destruyó sus órganos por dentro.
Mis padres la llevaron a la veterinaria, con el mejor tratamiento. Mi perrita quería ponerse de pie, no tenía intención de descansar. No obstante, su cuerpo ya estaba sangrando por dentro.
Para evitar su sufrimiento, se le adormeció.
Ni bien llegué de vuelta, iré hasta el patio de la casa de mis padres a donde ella fue enterrada. No era una mascota. Era otro miembro de la familia y me la arrebataron.
Dentro de todo, a ella nunca le gustaba verme triste. Por videollamada antes de que la durmieran. Ella movió su cola por última vez. Recordándome que hasta en los momentos más difíciles y dolorosos, no debemos consumirnos por la tristeza. Y por eso terminaré junto con mi esposa los días que quedan de la mejor manera.
Para luego seguir con mi vida. Una nueva etapa.