Anoche me sentía horrible, lo único en lo que pensaba, era en desaparecer, dejar de existir. Por la mañana salí de casa y me enteré de que mi perrito me había estado buscando durante todo el día, llorando porque no estaba con él. Cuando llegué a casa, además de él, mi hermanita pequeña corrió a abrazarme, emocionada porque había llegado. Aveces cuesta tanto mantenerse de pie, pero esos simples detalles me dan la fuerza suficiente para seguir allí, con ellos.