/asemejó la finura de su semblante entre sus correspondientes falanges, rodeando cada recoveco de su rostro con los picos provenientes de sus carmines, exceptuando los cerezos de aquella chica; sus manos ahora dieron un breve recorrido a las propias, entrelazando ambas en el proceso y mientras realizaba ello, sopló la pequeña carita de su madre, percatándose de cómo los mechones sobresalientes se desacomodaban de su lugar, siendo la frente la zona más despejada, en donde depositó un largo ósculo sobre dicha parte mencionada.