Perdón, sentí que era de suma importancia que eso fuese lo primero que te escribiera
Te cuento que... Una vez, hace como un año y un poco más, tuve una crisis existencial enorme y cambié todo a mi alrededor esperando que eso me cambiara a mí. Pinté de celeste mi habitación, me compré un espejo, hice un estante, cambié de lado cada cosa y apilé libros... El orden exterior no ayudó, pero hoy. Y sé que gracias a ti, aunque ya no estés, por el simple hecho de que estuviste... Ví fuera y pensé que está más desordenado de lo que estoy por dentro. La próxima semana tengo libre y planeo sacar ropa, libros (que no me llaman la atención) mover todo, pero esta vez no espero que eso me arregle a mí porque, te lo dije, solo necesitabas que me arreglaras una vez. Ahora soy fuerte y voy a cambiar algunas cosas. Compraré ropa, libros... Seguiré, por ti, pero, sobre todo, por mí. Lo merezco, ¿No?
Tú mereces muchas cosas bonitas también y sé que las conseguirás, eres media cabeza dura, aunque sensible y hey... Si no puedes, aunque quizá ya consigas a alguien con quién contar, siempre podrás acudir a mí. A mí sí me importa lo que puedas sentir, aunque la mitad del tiempo no lo entiendo