Valérian, Valérian, ¿Muy tarde para decir que pude decifrarlo por mi cuenta? ¿Sí? No queda más que agradecer que te hayas apiadado de mí, querida rubia.
¿Aún apareces por aquí de vez en cuando o he de temer ausencia prolongada? En cuanto aparezcas otra vez por mi tablero, cuéntame de tus días y posibles fluctuaciones en ánimos.