Que rareza, pensó, después de todo el sermón y charla que habían tenido solo para convencerle en quedarse cerca de los demás; no le podía encontrar por ningún lado. Ya había preguntado si le habían visto sin ninguna respuesta, así que se había dedicado el rato a buscarle entre los salones allegados, dando esos pasos poco cuidadosos y asomándose entre las puertas como si fuera un día normal.
/ Mi dialecto se fue a sabatico