Pero en este momento, Fang Yuan era el que estaba allí.
Al ver la muerte trágica y violenta de la joven, su corazón no se conmovió.
Esto no se debía a su insensibilidad a la muerte, sino a que había ido más allá de lo superficial, sin obsesiones. Sin un sentido de sí mismo, sin un sentido de persona; desapegado de todos los seres vivos, desapegado del sentido del tiempo...
Si consideramos que todos los seres vivos son iguales, el mundo es igual.
Por lo tanto, la muerte de la niña no es diferente de la muerte de un zorro o de un árbol.
Pero para un simple mortal, la muerte de la niña desencadenaría su ira, odio y compasión. Si fuera la niña la que se comiera al oso, no sentiría nada. Si se comiera a una anciana, la compasión en sus corazones se reduciría enormemente. Si se comiera a un villano, a un asesino, aplaudirían de alegría, alabando.
En realidad, todos los seres son iguales, y el cielo y la tierra son justos.
La naturaleza es justa, no tiene en cuenta el amor ni el odio; no tiene emociones y nunca da un trato diferente.
¡El poder del más fuerte reina, el vencedor se lo lleva todo!
