"Y estaba loca, loca de remate, tenia una preciosa locura que deleitaba a todos sus acompañantes, y tenia ganas de triunfar y de vivir, de salir de fiesta, de olvidar los problemas a base de carcajadas, y adoraba a sus amigos, a su familia, y amaba a un tío, pero no a uno cualquiera, amaba a su mitad, a su persona. Y era inteligente pero realmente tonta en ocasiones, y aprendía a no confiar a base de hostia tras hostia, de caída tras caída, y susurraba los te quiero entre suspiros y tatareaba sin parar sus canciones, y andaba descalza por su casa bailando como si no hubiera un mañana. Y aprendió a vivir el momento, a recordar el ayer, a no pensar mucho en el mañana, a disfrutar de cada instante, desde de las gotas de agua que se secan al sol tras nadar en el mar hasta los besos a escondidas. Empezó a pensar en los demás más que en ella misma cuando comprobó que era lo que le hacia feliz, aparte de olvidar todas sus mierdas, que con el tiempo fueron a menos, no sabe si es porque las olvidó o porque las superó. Y le gustaban las viejas costumbres, tirar las palomitas al aire y desayunar los sábados la pizza que sobró del día anterior. Descubrió que la mejor sensación del mundo es bucear en un agua en calma, que las emociones fuertes le gustan y le asustan, que las canciones que puede cantar son sus favoritas, que los conciertos al lado de su mejor amiga saben mejor, que prefiere mil inviernos a un verano sin él. Comprendió que había escapatoria del dolor, que bastaba con un poco de amor y una buena historia que contar, así sin más."