Lo admito, tengo una debilidad por Haël. Es ese personaje que, a pesar de sus sombras, sus errores y su tormento, se ha convertido en mi “niño”. Hay algo en su lucha interna, en su vulnerabilidad oculta tras una fachada dura, que me hace querer protegerlo… aunque sé que no puedo. Lo cierto es que temo lo que puedan decir de él, que lo juzguen demasiado rápido, que lo “funen” sin ver lo que hay más allá de sus acciones. Pero así es Haël: imperfecto, complejo y, a pesar de todo, imposible de no querer.