te-qiero

ay tenma, el hombre que (no) eres. ♡♡♡

te-qiero

después tengo que añadir a la hermana mayor
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Ineed-ya

──¿alguna otra duda que tengas? ──cuestiona la más alta hacia el varón que tranquilo se mantenía sentado sobre una de las esquinas de la cama, mientras ella por su parte terminaba de desenredarse el cabello. Deposita el cepillo sobre el tocador, poniéndose en pie con tal de caminar alrededor de la habitación en busca de alguna posible conjetura que el mayor tuviera en torno a las indicaciones acerca de lo que sería su nuevo hogar. No existía un plazo de tiempo en su matrimonio, tampoco sí debían o no permanecer tiempo juntos o mostrarse enamorados más allá que frente a algunos familiares y cuando ella necesitara de su ayuda en ciertas reuniones, por lo demás tenma podía hacer lo que quisiera ──tanto dentro o fuera tienes el mismo poder que yo, por lo que me gustaría que lo tuvieras en cuenta cuando alguien se quiera sobrepasar y.. mmh.. la casa está a tu nombre, a tu hermana le daré mensualmente dinero para sus gastos, así que.. ──muerde su labio indecisa sobre algún otro detalle que se le hubiera pasado de sus manos, por lo que lleva una de sus dedos a sus belfos, pensativa ──te he dado una tarjeta de crédito momentánea mientras sacas la misma que la mía, en todo caso no tiene un límite ya que pagaré lo que desees, entonces.. ¿otra cosa que necesites? ──sus ocelos se alzan en busca de encontrar esa mirada asqueada y seria con la que siempre le observaba, esperando algún requisito extra.

Ineed-ya

Agradecía que la cama tuviera los suficientes cojines para simular la que alguna vez tuvo cuando vivía en la casa de sus padres, siendo ahora ella una mujer casada, el desear que todo fuera igual a cuando vivía allí (o al menos en su mayoría) le hacía sentir más cómoda para adaptarse, aunque claro, eso dejaba a la posibilidad de que el varón también tuviera que agregar cosas propias, ella no lo juzgaría sí así lo deseaba. Alinea la última almohada hasta que las palabras del más bajo la hacen elevar la mirada. Imita sus acciones al ladear la cabeza ──ah, si.. sé que tal vez quieras tu propio cuarto para mayor privacidad pero de momento en verdad quisiera que lo hagamos de esta manera para que se vea creíble ──trata de explicar ante la idea érronea que sin saberlo estaba teniendo. Desde su perspectiva entendía sí su compañero odiaba la idea de tener que dormir a su lado, por lo que la única forma decente que encontraba de momento para que ambos pudieran dormir era aquella. Aparte que no tenía un sillón y ella tampoco dormiría en uno ──quizás dentro de unos meses puedas tener tu propia habitación y.. ──une sus propias manos al tener demasiadas cosas en mente como para poder pensar en algo correcto; acaricia su propio brazo con ciero pesas, cohibiendose ──¿te molesta mucho?
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te-qiero

@Ineed-ya  
            ──Ah.. entiendo ──responde a la primera oración, sintiéndose un poco decepcionado en el timbre de su voz por ello. No es que fuera Tenma el tipo diligente que le gustaba trabajar o realizar tareas, en absoluto, cualquier que lo haya conocido en secundaria concedería que nunca estudiaba o siquiera atendía a las clases.. pero aquello era distinto, porque había de por medio dinero, un techo y una buena vida, cosa que desde pequeño se le había enseñado debía retribuir en agradecimiento.. aunque fuese con su propio cuerpo. 
            Se tensiona un poco al sentir cómo la cama se desnivela cuando ella toma asiento a su lado, ojeando con cuidado qué expresión tendría mientras hablaba de todo aquello.. Al menos.. su calma no parecía provenir de una mentira o enfado ante la inutilidad de su reciente marido. ──Está bien, trataré de averiguar si.. hay algo que me guste hacer, uhúm. También, si más adelante necesitas que aprenda o me ocupe de algo en particular, no dudes en decírmelo, ¿sí? ──Suelta dando por cerrada aquella conversación de trasnoche. Sin embargo, pese a que ella ya estaba acomodando la cama para ambos, el joven permaneció pensativo unos minutos más. Siempre había querido hacer muchas cosas que se le privaron, pero ahora que tenía la oportunidad.. simplemente nada aparecía. Suspira, volteándose hacia la cama, encontrándose con la barrera de almohadas para su gran sorpresa. Parpadea sin salir de su asombro, ladeando la cabeza. ──¿Vamos a dormir así? ──cuestiona confundido, a la postre.
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Ineed-ya

Bate las pestañas ante las preguntas que hace el varón, quizás suavizando ligeramente la expresión siempre seria en su rostro, después de todo el joven la vería todos los días por lo que era natural que observara ese lado tranquilo de ella ──no hace falta que lo hagas, hay un personal encargado de ello ──musita en un tono amable, sin embargo pronto decide por pensar en alguna alternativa a la inquietud del chico por querer hacer algo ──eres muy amable al querer ser de ayuda para mi, Tenma, alguien más simplemente lo hubiera aprovechado sin más ──halaga la dama, deshaciendose de su albornoz con tal de dejarlo sobre la silla en la que alguna vez se encontró sentada. Con lentitud se acerca al más bajo hasta sentarse a su lado sin pena alguna a pesar de encontrarse en pijama. Mira al frente ──podrías hacerlo sí así lo deseas, quizás tener algún hobby.. yo no tengo alguno, pero tal vez en el futuro, cuando algo te llame la atención.. ──a la par en que habla vuelve a observar al varón a los ojos, sin una expresión demasiado positiva pero procurando no mostrarse segura de que existiera un futuro para ambos tal y como ella lo decía en sus palabras ──.. podrías enseñarme. Disfruta lo que se te ha privado ──un pequeño toque en el hombro de su “pareja” culmina con la cercanía de su habla, apartandose en busca de caminar hacia el otro extremo de la cama, acomodando las almohadas de tal forma que existiera una barrera entre ambos cónyugues primerizos. 
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Ineed-ya

──sólo es mi familia ──musita la dama con una voz calmada mientras baja con lentitud las escaleras de aquella casa que no le pertenecía puesto que, debido a que la ceremonia de casamiento había sido temprano, el lugar más cercano para la «pareja» sería la vivienda de los padres de la pelinegra, los cuales sin mayor reparo se encargaron de tener una cena medianamente sencilla entre sus familiares, los cuales al tratarse de una familia numerosa, el simple hecho de ser unos “cuantos” se traducía en el salón completo repleto de personas igual de pudientes que la novia. Violette había sido clara y sincera al decirle que poseía once hermanos, dos de ellos eran adoptados en un momento de altruismo por parte de ambos adultos, sin embargo, bajo tela existían cuatro medios hermanos que ella misma había logrado descifrar quienes eran pero que de momento prefería tenerlos bajo vigilancia antes que echarlos en caro, incluso podía asegurar que su padre lo sabia y estaba coludido a aceptarlos en el matrimonio, después de todo era muy probable que él también tuviera hijos ilegítimos al cometer adulterio, pero su madre era la que poseía el poder máximo para que el hombre no dijera nada. Aun así, para los planes de poder obtener la herencia mayor, ella se quedaba en una posición demasiado desventajosa con cuatro hermanos reconocidos llevándole la delantera e igual de ambiciosos que ella. 

Ineed-ya

«¿te imaginas convivir con esa gente? entre eso y tu  ex-prometido manipulador, Tenma es una completa bendición», el tono divertido con el que secunda el otro gemelo sólo provoca que sea su padre quien lo calle, disculpandose en el proceso con aquel recién casado que no debería estar escuchando tal comentario fuera de lugar. Por su parte Violette sólo puede sonreír serena, ignorando por completo los malos comentarios de sus hermanos aunque el temblor en sus manos casi delata la molestia por contestar a las palabras groseras del par de idiotas que tenía por familia.
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Ineed-ya

──no pude evitar enamorarme de su buen corazón ──expresa en una de las tantas charlas en las que buscaba explicarle a sus familiares del cómo había terminado pérdidamente enamorada de del más bajo. Aunque algunos parecían por completo envueltos en aquel teatro, era consciente que para sus hermanos mayores todavía no lograba convencer, mucho menos a una de sus hermanas quien los observana en completo recelo por no ser la anfitriona de aquella reunión ──desde la primera vez que nos vimos siempre me trató bien ──la manera tan serena con la que le miente a sus propios padres quienes habían llegado a felicitarlos logran pasar por una verdad tan rápido como la matriarca de la familia da su aprobación sobre el joven, deseandoles una buena vida y, quizás, advirtiendole al varón que tuviera cuidado con la personalidad de su propia hija sí no deseaba salir lastimado. La aludida que hace oídos sordos, sólo puede sonreír forzadamente, aceptando los despectivos a su persona.
            La noche parece ser tranquila y, en algún punto los hermanos más pequeños de la novia logran hacerse con su «cuñado» en busca de enseñarle la casa para que jugara con ellos, siendo bien recibido por los demás miembros de la familia sin problema alguno, tal vez se debía al buen visto de la madre de violette que ninguno podía objetar algún comentario negativo, sin embargo el escrutinio empieza a tonarse incómodo ante la pregunta que uno de los gemelos lanza al haber tomado asiento en el comedor al dar por iniciada la cena; «creí que te gustaba uno de los becados compañeros que tenías cuando ibas en preparatoria, todos pensabamos que había enloquecido, hermanita, me alegro que entraras en razón», el falso tono preocupado de su hermano hace que más de alguno en la mesa actúe de la misma manera agradeciendo porque la pelinegra tuviera sentido en su cabeza.
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te-qiero

@Ineed-ya  
            frunce el ceño ante lo que dice, mordiéndose el interior de la mejilla. ──¿no la hay?  una mierda, yo vendo mi cuerpo y ustedes son los que vienen a elegir qué fenómeno de circo pagar. ──suelta áspero, marcando una cierta distancia, mostrando su desacuerdo con ella. No todas las vidas valen lo mismo, unas tienen un precio, y otras pueden pagar por esas vidas.
            Lo había notado desde hacía un tiempo, no era sólo que Violette era frívola, sino que además realmente creía que no era distinta a él, porque tal vez había sufrido un poco en su vida, sin embargo para Tenma no era lo mismo, nunca lo serían, porque aunque podrían ser ambos humanos, ella había sido bendecida por un trozo de piel que le ganaba halagos y billetes verdes que le facilitaban la vida. Él no, y la indiferencia de la fémina al dolor de su esposo, capaz sería una yaga en su relación que nunca lograría sanar. Sin embargo, poco dúrale la indignación, pues pronto ofrece su mano y, apenas sentir la mano de ella, es apartada para tomarse de su brazo, por lo cual no llegó a presentir el trémulo en sus dedos. ──sí, sí, ya me lo aprendí de memoria. ──suelta con hartazgo, sintiéndose un niño pequeño al que su madre volvía a recordarle los deberes pendientes.
            El camino empieza a ser recorrido en silencio, cuando yergue su espalda ante el apretón que le da, viéndola de soslayo, con un deje incrédulo, sin embargo no nota nada extraño, más allá de cierta tensión en las facciones de la de mayor estatura. ──¿Qué? ¿Tienes miedo? Hah. ──espeta burlón, al suponer que aquello era lo que contenía en su interior la contraria. Pronto interrumpido por los familiares de Violette e ignorado ante la frase que llega en un susurro que, por cierto, no comprendió. 
            Finalmente estaban en el salón, tratando de llevar felices conversaciones en torno al matrimonio, haciendo un gran esfuerzo por cumplir con las expectativas de Violette al tratar de no olvidar ningún detalle de aquella historia de vida inventada.
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Ineed-ya

───/usualmente la dama llevaba una racha diaria en la que semana por semana llegaba a “visitar” al varón en aquel burdel. Sí bien en un principio fue rechazada por el mismo, con el paso del tiempo al darse cuenta que la fémina simplemente llegaba, tomaba asiento y se disponía a abrir su computador para ejecutar otras cosas, dejó de prestarle atención y sólo ignorarla, o al menos eso suponía la mujer. Para mala suerte de la pelinegra, últimamente no tenía tiempo para asistir, sí bien pagaba por los “servicios”; no se aparecía por ningún lado. Fue así unos cuantos días hasta que por fin hizo acto de presencia tras esa puerta. Se miraba algo desganada (más de lo usual), aun así mantenía ese porte altivo mientras caminaba hasta sentarse en uno de los sillones. buenas noches. /menciona serena, dejando su bolso sobre la mesa y quitándose los tacones con tal de subir los pies sobre el sofá. No tarda en recostarse y removerse buscando una buena posición para dormir. hasta mañana.

te-qiero

@Ineed-ya  
            La mano sostenida le abandona de golpe, sólo sintiendo cómo sus nudillos responden con una tensión que logra extenderse al resto de la extremidad, como si amenazara con tomar algo que ya no se encontrar a su alcance. Sus miradas se encuentran cuando, aquella, con el rostro empapado en lágrimas, finalmente se voltea a enfrentarle con aquellos ojos que frenéticos en sus cuencos parecían estar a punto de fragmentarse. Unas palabras hirientes, como el filo de un cuchillo y la sensación de abandono que en su pecho se instala; respira hondo, pero pronto su acto vuélvese agitado, como si a punto de terminar una maratón estuviera. Apenas escucha lo que tiene por decir su padre.
            Otra vez iba a ser abandonado, rechazado, marginado. No es que hubiese escuchado muchas veces la palabra "odiar" en su vida, pero siempre la comprendió, porque la veía en los ojos de sus compañeros, en el maltrato escolar, en los abusos sexuales de su trabajo, en la indiferencia de su padre que lo había vendido apenas era un niño. Nadie se lo había dicho directamente, pero lo sabía.. sabía que su existencia era indeseada, odiada. Y allí iba, la última.. la última pizquita de felicidad que se le resbalaba como arena entre sus dedos, la última oportunidad de ser amado, y todo porque él la lastimó, por su culpa, por ser desconfiado hasta el final. Todo lo que le pasaba, lo sabía, no era sino su propia responsabilidad. Él se hacía miserable, había nacido para serlo.
            Aunque sentíase hiperventilando, terminó siendo llevado por esos hombres que de golpe aparecieron, apenas consciente de lo que pasaba. Salivaba como un perro que había consumido veneno, careciendo de fuerza siquiera para sostenerse sobre sus pies.
            De allí, sería un punto de no retorno.
            
            ♡
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Ineed-ya

──te odio, tenma ──puntualiza con las lágrimas descendiendo por su barbilla, antes de ser tomada por los hombres de negro y buscar sacarla de inmediato.
            
            Pero la completa sorpresa llega cuando uno de los trajeados hombres se acerca hacia el prostituto, apartandolo rápidamente del padre que buscaba golpearlo, escuchando sólo un «tú vienes con nosotros» y, en el trayecto, otro hombre es quien se acerca y amenaza al adulto de no sobrepasar el límite «recibirá una suma por el daño de los gastos, hasta entonces le conviene tener a una yoshida como nuera». 
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Ineed-ya

El dolor en sus tobillos ante la manera abrupta con la que se estuvo moviendo y, la visión estropeada por las recientes lágrimas que habían nublado la vista le hacían andar con torpeza. Apenas puede sostenerse del hombre que con el mayor de las delicadezas y, con una extraña sensación de incomodidad al sentir su mirada impudorosa sobre su ropa desajustada la hacen querer huir lo más pronto del recinto. Por un segundo comprendió lo que significaba estar indefensa y expuesta al escrutinio, desposesa de lo que cubría su alma, tal y como tenma solía manifestarse bajo su pesado escrutinio cada que lo visitaba. Pero eso se acababa ese mismo día. Aunque sus pensamientos terminan por ser cortados de tajón ante el tirón en su mano, provocando que elevara la mirada rápidamente asustada y retrocediera en busca de cubrirse a sí misma. No logra comprender lo que intentaba decir el más bajo, pues sólo puede sentirse herida, humillada luego de sincerarse y ahora sentir que el pelinegro sólo estaba jugandole una broma pesada en busca de burlarse una última vez de sus inútiles sentimientos. Los ojos no pueden evitar aguarse pues la propuesta que le da el varón sólo sirven como un balde de agua fría. Pronto se suelta del ajeno como negativa a los recuerdos pasados que le hacen revolver las entrañas ──no te me acerques.. ──dicta con un hilo de voz, mientras su pecho golpea con dolor tras la cárcel que son sus costillas que hacen subir y bajar su pecho errático. Su cabello parece cubrir ligeramente su rostro, sin embargo sus emociones demuestran miedo profundo por seguir exhibida. Puede sentir pasos que se acercan, seguro se trataba de los guardaespaldas que siempre solían esperarla. Los reclamos del padre hacia el joven ante, a palabras suyas, ser un descortés; sólo nublan más su juicio, pero sus palabras por primera vez son claras, aunque la densa tristeza que alberga su rostro no parece ir en conjunto.
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Ineed-ya

────gracias por.. /aprieta el sillón de cuero que hay debajo sus dedos, escuchando el ligero crujido que tiene ante la acción suya. Desvía la mirada hacia el suelo, buscando la manera de continuar con su palabrería. .. aceptar mi obsequio. /Eleva los ojos hasta el ramo yaciente en una mesa, tan llamativo y grande como lo sería uno usualmente, sin embargo, a diferencia de un ramo normal, cada pétalo que fungiera como flor, en realidad se trataba de un billete doblado en forma de una, adoptando la forma de rosas uno a uno hasta completar el gigantesco ramo. Dirige los ocelos rápidamente al reloj de pared, dudando en lo que debería hacer, la situación no había salido como le gustaría. Vuelve a iniciar la conversación. ¿puedes guardar una cuenta bancaria? es decir, para que nadie te robe el dinero, podría hacerlo por ti.. /siente que empezaba a hablar más de lo necesario en cosas que no le incumbía, por lo que no tarda en ponerse de pie, alisando su propia falda en el proceso. No intentaba escapar de la situación, se encontraba ocupada, así que, en vez de incomodar y alargar la situación, mejor era salir y acabar sus asuntos afuera, después de todo se había encargado de pagar el día completo del joven. Me retiro, Nozaki.. que descanses. 

Ineed-ya

No tenía la menor idea de cómo funcionaba el cuerpo masculino, ni de qué clase de advertencias naturales daba luego de darle cierto trato. Las únicas ideas nacían de la poco teoría que conocía debido a que pensaba poder servirle en el futuro, aunque claro, no pensaba que «ese» futuro llegaría tan pronto. Nota el ligero tirón que da el miembro de su compañero ante su dulce toque, pero antes de poder predecir algo, el caliente líquido que humedece sus manos la hace sorprenderse, nunca hubiera imaginado presenciarlo frente a ella, pero lo que la paraliza es aquella unión imprevista que ejerce el varón al unir sus belfos completamente. Entrecierra los ojos al mismo tiempo en que su incomodidad crece al no poder seguir el paso del masculino, más bien parecía estar siendo apresada en un arranque del propio chico. Agradece que sea él quien termine con el asfixiante beso, limitandose a jadear aturdida ──de verdad.. eres extraño ──susurra con el aliento acariciando suavemente el rostro del pelinegro, ahora siendo ella quien, en un acto enanejado debido a su sentir, planta un último osculo sobre la nariz del chico, totalmente distinto a como él lo había dado. Al final sale del lugar limpiandose las manos, con una extraña sensación instalada en su bajo vientre. Intentaría descifrarla al llegar a casa.
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te-qiero

@Ineed-ya  
            El contacto de los suaves belfos ajenos contra su rostro, le hacen parpadear incrédulo, apenas moviendo su mirada de soslayo para encontrarse con la expresión femenina. Mejillas tintadas en un erótico carmín, con las manos todavía estimulándolo y el sedoso cabello azabache cayendo por las curvas de su cuerpo. Por un instante, siéntese como drogado, extraviado en un océano cuyas olas de placer hacen que pierda la brújula del sentido. 
            Su semilla termina liberada en la palma de la contraria, mientras su pecho bajaba y subía errático. Ni siquiera sabía en qué momento la mujer se elevó para alcanzar a besarle, sin embargo, la confusión no es suficiente como para detenerle, pues pronto aterriza su mano tras el cuello de Violette en un beso hostil, donde abusa de su inexperiencia y él se sitúa en un plano de mayor longevidad. Sus lenguas se encuentran, sus labios se presionan con vehemencia, mientras él la sostiene de la nuca, sintiendo su torpeza a la hora de corresponder así como la incredulidad de no estar a la altura de la situación.  Un beso lascivo, difícilmente romántico.
            Cuando se separan, él la mira a los ojos, tironeando suave de su cuello para jalarla hacia atrás. ──"Buen trabajo" ──palabras sarcásticas, antes de volver a determinar entre ellos cierta distancia. ──Ya puedes irte a casa. 
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sangui-labios

le quieres agarrar una pompa, puerka...

sangui-labios

btw hOLA MAJKITO, TE EXTRAÑÉ 
            en un ratito le mando la bienvenida a tenma, solo deja me tomo una siesta pq ando bien adormilada..
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sangui-labios

hay teorías que dicen q la mano es de hans......... 
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sangui-labios

HHSKQJD TRÁETELO MAKOOO (solo sí kieres, sí) 
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hotk1sses

QUE LINDO. ♥

hotk1sses

te tengo que responder......
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hotk1sses

SI T TRAES A HANS, ME MUERO TAMBIWN
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hotk1sses

majo pq traes personajes tan bonitos 
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Ineed-ya

────/observa por tercera vez la puerta que daba hacia aquella habitación en la que ella se encontraba. Parecía que nadie iba a entrar, por lo menos, en un buen rato. {«Tal vez no fui lo suficiente clara»}, piensa para sí. Mira de reojo el reloj en su mano, chasqueando la lengua al caer en la cuenta de los quince minutos que ya habían pasado, se suponía que debía ser rápido, por algo pagó una mayor cantidad..
          Entierra las uñas sobre la carne de sus brazos, empezando a impacientarse, los nervios solían ponerla histérica, y era una de las últimas facetas que deseaba mostrar de sí misma. Levantase de su asiento en dirección al cuadro que colgaba hacia el lado derecho, intentando de manera vaga distraer sus «inquietudes», acaricia con sutileza el extremo de la madera al borde, hasta que escucha la puerta tras suya ser abierta. 

te-qiero

──pero yo no puedo perdonarte. te odio. te detesto. te aborrezco. porque tú puedes tener una vida normal, conseguir un trabajo, tener una pareja; ¡en cambio yo...! ¡yo..! ──lentamente sus manos se deslizan hasta el cuello ajeno, el cual cierra entre sus palmas, presionando los pulgares contra su centro. ──yo sólo quería poder tener.. algo, dejar de ser un maldito prostituto aunque sea en la escuela. ¡y tú no me dejaste, cuando yo nunca te hice nada! ──lo que sólo fue un gesto de amenaza, finalmente se asevera, la visceralidad en su rostro y en cómo su cuerpo se tensa demuestra el odio profundo que de él nacía hacia ella; era evidente que quería matarla. ──¡¿quiéres disculparte?! ¡DEVUÉLVEMELA, DEVUÉLVEME MI VIDA ESCOLAR! ¡MUÉRETE! 
            
            Un pitido. Un segundo. Y para él, en sus oídos ya no hay ningún sonido, cuando quiere darse cuenta habían entrado varias personas a la habitación a detenerlo, sintiendo el calor de alguien conocido consolarle y calmarle, su hermana. También pudo ver los pasos de su padre, que fue a disculparse con Violette, siendo vistos por los ojos de los dos Nozaki, como gatos en la noche, aterrorizados y a la defensiva, abrazados entre sí, como cuando eran niños. Al menos parecía ser todo por aquel día, con aquella intrusa.
            
            ♡
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te-qiero

@Ineed-ya  
            La respiración era entrecortada, exteriorizándose con una fuerza tal que el pecho se contraía hacia dentro, llegando a sentir, profundizado por su estado mental, cómo las costillas se rozaban en el encuentro; mientras que al inhalar se redondeaba el torso abruptamente al llenarse los pulmones de aire. De tal manera parecía su cuerpo somatizarse, apuntalado y transicionando desde los pesares psicológicos del más bajo hasta las contracciones trémulas por toda la anatomía de aquel pobre infausto. Aunque quisiera llenarse del soplo de vida, nunca podría dejar de ser lo que habían hecho de él, un muñeco de trapo, usado, mordido, exprimido, retorcido, abusado y violentado; pero lo más triste consciente en cada uno de esos actos. ──¿lo sientes? ──pregunta, escuchándose pequeños sorbos desde sus fosas nasales donde las mucosas como agua caían hasta sus labios. era una interrogante llena de cinismo, fría y contraria al calor de aquel cuerpo que a él lo retenía, lo abarcaba y sostenía en cada latido. unos segundos el silencio se apodera de la habitación, viéndose interrumpido únicamente por los hipidos involuntarios del muchacho que, tras unos minutos de haberse calmado, empieza a separarse de ella. elevado sobre sus hinojos lograba así tener su rostro ligeramente sobre los de ella, sin embargo para enfatizar la distancia, él se pone de pie. ──es fácil.. disculparse. quitarse un cargo de consciencia y seguir como si nada. ──sus manos bajan hasta apoyarse en los hombros de ella, clavando sus dactilares con fuerza. 
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Ineed-ya

────Lo siento ──Atina a decir, dejando que por primera vez una pisca de decencia y raciocinio se vieran reflejadas en ella, empatía quizás. No sabe sí tomarse la libertad con sus acciones, pero al final hace caso su sentir. Osada se atreve a envolver al mayor en un abrazo, tanteando el terreno al rodear los hombros ajenos con suavidad ────Lo siento en verdad ──susurra contra las hebras del chico, tratando de apretujarle contra su pecho ────no eres.. igual a ellos, y yo tampoco planeo serlo ──asegura al intentar hacerle entender sus verdaderas intenciones en aquel sitio. Dudosa eleva la diestra con tal de palmear su espalda, esperando porque dejara salir todo lo que estuviera reteniendo muy dentro suyo. No planeaba soltarle por un largo rato.
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