Imparable aquel sentimiento cálido que me recorre de pies a cabeza, contrapuesto a cualquier inquietud, la forma irregular en la que me has cautivado con cada minúscula parte de las características que te constituyen, haciéndome experimentar una sensación pareja al delirio mismo. Mi cuestión: ¿Cómo expresarte en simples palabras que me invade la necesidad de que mi corazón pueda repicar sobre tu cuerpo y que tus sentidos me abracen hasta que mi persona sea tu sosiego? Que muero porque tus ojos semejantes al brillo de Sirio y Canopus en conjunto me miren única y exclusivamente a mí, que en mi codicia, deseo fervientemente que cualquier tipo de felicidad se reduzca al espacio mínimo de cuatro paredes correspondientes a nuestra habitación.