No puedo evitar pensar en vos, y en lo que significaste para mí. Estoy revisando mí antigua playlist y encontré canciones que sólo te dediqué a vos. Estoy tan curiosa de cómo va tu vida, de tus metas. ¿Qué se siente ser adulta? ¿Crees que estás en el apice de tu vida? Yo siento que estoy en un limbo; siempre tuve claro a dónde quería ir, pero la presión se intensifica con un número tan impresionante como son los veinte sobre la espalda. Muchas cosas cambiaron en mí vida, y otras se quedaron estaticas. ¿Crees qué cambiaste? Supongo que sí.
Siempre quise descifrarte, pero esa misma tendencia era lo que impulsaba mi idealización. Oscilo al pensar que pude verte como en verdad eras, tuve la intuición de que llegué a conocerte por un breve tiempo. Si los humanos tienen una esencia lo más cercano que puedo decir es que me arrime a tocarla; como quién hace un amague en la oscuridad y al atraparla se le escapa en los dedos.
Sé que es cursi. Es que me acuerdo de la comodidad que me traías, y me siento agradecida. Supongo que lo normal sería que olvidé, pero no quiero. Al menos no lo bueno de esa época, siento que merezco recrearme en ello.
A riesgo de quedarme en un comentario desafortunado en internet, espero que el anonimato lo transforme en un cumplido, una carta abierta. Que se te llene el corazón de calidez, de nostalgia y te acompañe toda la vida. Para que cuando estés rumiando recuerdes que alguien en el pasado te desea que seas feliz.