diittoo
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hola...
@thingshesaid
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hola...
El sol se disolvía por el horizonte en aquella tarde veraniega, el aire con esencia de madera vieja, hojas húmedas y el lago recién llenado de lluvia. Shiki pedaleaba en su bicicleta oxidada por la superficie rocosa. Su silueta delgada que quedaba enmarcada por el brillo dorado del atardecer. Iba callado, un silencio que solo era llenado por el viento, su sonido preferido, aquel que borraba los del mundo cada vez que iba solo.
          
          Pero esta vez no iba solo.
          
          Chisa a su lado pedaleaba con esfuerzo, lado a lado, su cabello, corto y disparejo, se agitaba en cada salto del camino. No hablaban mucho, pero no hacía falta. Había algo entre ellos, un entendimiento que no necesitaba palabras.
          
          A pesar del poco tiempo en que Shiki la ha conocido, siempre la veía sola, su mirada gacha, como si le costara ocupar espacio. Muchos decían que no encajaba, otros decían cosas peores. Él no preguntó.
          
          Cuando hicieron equipo juntos, vio su rostro, herido, y podía sentir en la cercanía como respirar le dolía. Así comenzaron a salir y salir, andar, caerse juntos, hacer trabajos. Desde entonces era rutina, ir bordeando al lago hasta que oscureciera.
          
          Se orillaron, Shiki suspiró. —Me gusta venir aquí... es un lugar que no le importa a nadie, lo cuido yo. —Giró a verla, atento, viendo su mirada flotando sobre el agua, donde el cielo parecía más cielo que arriba, en el lago mágico que reflejaba el mundo como so tratara de entenderlo. Allí todo era más suave: Los ruidos del colegio, las burlas, el miedo de cada día, en la orilla del lago, se desvanecían.
          
          Él la llevó hasta una curva en la orilla donde crecían sauces llorones, sus ramas colgando como cortinas. Era su lugar favorito. Se detuvieron allí y se sentaron en la hierba, dejando la bici caer sin cuidado. El lago estaba inmóvil, como un espejo, esperando una verdad.
          Shiki se sentó junto a Chisa bajo el sauce, recargando su cabeza en el hombro de la contraria mientras soltaba un suspiro liberador, como si esa fuera la mejor recompensa en descanso. Ambos, con respiración errática, estaban en silencio, escuchando chicharras, ranas y bichitos.
            
            Giró la cabeza apenas. Chisa con piernas cruzadas y las manos en el regazo, estaba intacta. No lloraba. Pero tampoco sonreía, el destello de sus mejillas —aunque sea agotado— se había desvanecido, como si el ahora fuera ya un fugaz recuerdo que escaparía tan rápido en cuanto bajaran de la montaña.
            
            Shiki se frotó las palmas contra el pasto medio húmedo, arrancando brizna sin darse cuenta. Su voz salía sin fuerza, pero no temblaba. Era más bien la voz de quien no quiere incomodar, pero tampoco puede seguir callando.
            
            —Yo pensaba que a nadie le iba a importar si me pasaba algo —dijo, con los ojos cerrados—. Que si un día dejaba de ir al colegio, nadie preguntaría por qué. Capaz algún maestro diría mi apellido por rutina. Pero después… el silencio. Como una página que se arranca sin dejar marcas.
            
            El viento le rozó las mejillas. Había humedad en el aire. La clase de humedad que anuncia una noche difícil o una madrugada clara.
            
            —Desde que te conozco, pienso distinto...—silencio, ensordecedor bajo la brisa— No sé por qué me importas tanto. Ni por qué tan rápido. A veces pienso que es porque eres como yo. Pero después te miro bien… y no. Eres muy distinta. Tienes cosas que yo no tendría ni si viviera mil veces.
            
            Shiki cerró los ojos un instante más. El cuerpo le dolía un poco por tanto pensar. Por tanto sentir. Dejó el silencio, no buscando una respuesta, pero queriéndola en el fondo, como si el concierto de insectos no fuera suficiente ruido para cubrir el timbre del silencio.
            
                — ¿en serio no le importa a nadie? ¿o no conoces a nadie más quien le importe? — la pregunta es genuina, colocando como puede un mechon tras su oreja, cuál rápidamente vuelve a su posición original, siendo muy corto como para peinarlo a más allá — a mi me importa ... — pero susurra, como si las palabras fueran mucho para ella.  la mirada, sobre shiki.
            @whiteferr_ri  
            
                ⠀⠀aquella bicicleta jamás fue su amiga, y podría decir que era su compañera únicamente por compromiso: siempre presentaba algún problema por el cual era mejor volver a pie, como las ruedas sin aire gracias a ya familiares actos de maldad, cuáles lograban producir reacciones que tarde o temprano alcanzarían la misma finalidad, sus manos temblorosas, y el manubrio, intocable.
            chisa sostiene fuertemente los extremos metálicos, fríos que marcan su piel.  también siente cosquilleos, que alcanzan sus piernas cansadas cuáles aún se esfuerzan en cada pedaleada, impulsadas por un deseo de poder observar los últimos momentos del sol, aunque este, desde su punto de vista, se encuentre tapado por shiki.
            los rayos se resguardan en sus rubios cabellos, que se convierten en oro por cada segundo pasado, por cada luz atrapada.  y aunque se encuentren bajo la sombra del ajeno, los ojos borgoña brillan, allí, frente a ella, estaba resguardada la calidez, la luz que parecía cercana, perduraba.
            solo alcanza unos momentos de ventaja, dónde se percata que aunque el cielo coloreado aún se mantuviera allí, no era la misma ternura que había creído tangible momentos atrás.
            
            ⠀⠀las rocas cuáles intentaban hacerle tropezar se vuelven diminutas, y chisa rie, sintiéndose grande por momentos, aunque lo verdaderamente gigante fue su corazón estallando en felicidad una vez más.  aquellos pedazos caen en la calma de lo que parecía un espejo natural, agua que en cada salpicadura deforma su reflejo: mueve sus mejillas, desaparece su nariz, agranda la frente. ¿será que, en realidad, era ella? los ojos de su madre, el cabello de su padre, observando un collage de las personas que más amaba, con imperfecciones propias, pero con pedazos de quienes más amaba, de quienes más la amaban.
            
                ㅤㅤㅤ⸺ㅤ¡oye, oye! si no aprietas fuerte el volante siempre caerás.ㅤ/ acercándose, viéndola tambalearse en la bici.ㅤㅤ¿quieres que te lleve? ya tienes muchos raspones, chisa...ㅤ/ preocupado, agarrando su brazo que tenía algo de tierra, limpiándolo con su mano.
⠀⠀─── ... Está bien, gracias.⠀⠀/ suspira,  parece algo decepcionada de si misma. observa a shiki y aún así sonríe,  "óò" .⠀⠀ eso sería algo divertido, solo espero que no nos caigamos juntos, ¡es como si tuviera una maldición!  je.⠀⠀/ aún así, intenta mantenerse positiva.
            @whiteferr_ri  
            
                ㅤㅤㅤ⸺ㅤ/ llega por detrás, asomándose a su libreta.ㅤㅤ¿qué anotas? no me digas que teníamos tarea...ㅤ/ preocupado (óò'9), sin notar que asustó a la contraria.
ya hice mí parte, dame las gracias
ᅠᅠ ───── cuidado... ⟋ mirando a chisa (quien está apunto de caer nuevamente de la bicicleta) a lo lejos. sonríe con nerviosismo al ver a la chica en el suelo, no sabe cómo reaccionar. se acerca despacio 。 je, ¿estás bien? te vi caer en la esquina anterior a esta, no has avanzado ni dos metros y ya volviste a perder el equilibrio... si sabes andar, ¿no? ⟋ señala la bicicleta, pestañeos suaves 。
⠀⠀─── creo que está algo mal con mi bicicleta.⠀⠀/ suspirito, las manos tiemblan levemente  (razón por la cuál siempre cae).  no tarda en levantarse del suelo y limpiar como puede el polvo sobre ella.⠀⠀ si se andar, bueno, por lo menos ayer sabía un poco más que hoy...⠀⠀¿crees que sería mejor llevarla caminando?  aún estoy muy lejos.⠀⠀/ "gulp",  el sol se esconde, y chisa no está ni a mitad de camino.
            @auroliadzz  
            
                ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ✩ㅤ✩ㅤ✩
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