"¿Quién de nosotros no oyó hablar nunca de un lector, esa persona que en nuestra mente aparece como una silueta borrosa, la de un hombre de unos sesenta años, con una pipa y calentándose en una cocina de leña? Esta es la imagen de un lector que se tiene en general, a pesar de que leer es una actividad bonita, graciosa e interesante. Los grandes pensadores tuvieron que leer mucho y aprender antes de enseñar sus teorías. Ahora nosotros, gracias a ellos, somos los que leemos sus frases, palabras y textos. Sin embargo, un lector, puede ser un niño de diez años, un adolescente, una madre en su casa, un retirado, un pobre desolado que busca refugio en las palabras..., incluso la persona anónima que está leyendo este texto. Mucha gente piensa que leer es un castigo, un agobio y un aburrimiento, pero los que leemos tenemos otra forma de pensar, porque leyendo aprendemos muchas cosas. Un lector debe tener la mente muy ordenada antes de abrir un libro, porque esa cabeza maravillosa tiene que ordenar las palabras y entenderlas para poder crear su propio nudo e incluso involucrarse en él como parte del juego."

Omar Bermúdez González