Los humanos, los "homo sapiens", hemos reinado en la faz de la tierra por miles de años, siendo la especie animal más exitosa en términos evolutivos y hoy en día gozamos de ese éxito. El gran motor que nos ha impulsado a la cima de este planeta ha sido el desarrollo de nuestro cerebro, ese órgano de 1.300 gramos aproximadamente y que consume el 25% de la energía diaria de nuestro cuerpo, es una de las maravillas de la creación universal. A diferencia de la mayoría de los animales de este planeta tenemos la capacidad de pensar y reflexionar profundamente, de imaginar formas totalmente abstractas y desconocidas, de desarrollar una gran serie de habilidades y adquirir grandes conocimientos gracias a nuestro motor de éxito evolutivo. 

Honrar al aprendizaje y el conocimiento es honrar esos miles de años de evolución, que nos han llevado a tener los grandes logros que disfrutamos hoy en día. Pero, así como nuestro intelecto nos ha llevado lejos, también es necesario también ir desarrollando diariamente los dones que nos fueron dados para continuar nuestro crecimiento y desarrollo personal. 

El conocimiento proviene de la educación, del aprendizaje, del pensamiento reflexivo y de la información. Hoy en día, gracias a las tecnologías de la información, tenemos a nuestra disposición una enorme variedad de contenidos de todo tipo y acceso casi ilimitado a muchas áreas de conocimiento, los cuales pueden sernos de mucha utilidad. Lo anterior, se ve potenciado con una eficiencia en los motores de búsqueda del conocimiento nunca antes vista en la historia de la humanidad, sin embargo, ese gran avance también es caldo de cultivo para la existencia de información errada o derechamente falsa que puede afectar de manera negativa las decisiones que tomamos en la vida.