Es bueno soñar
¿Escoger? ¿Para qué?
No quiero caminos marcados,
ni opciones forzadas por otros,
ni un destino con barrotes dorados.
¿Por qué debo decidir
entre lo que esperan y lo que soy?
Yo solo quiero ser feliz
a mi manera, sin dueño, sin “hoy”.
No quiero una vida atada,
ni cadenas disfrazadas de metas.
Quiero volar aunque me caiga,
ser libre, aunque el mundo aprieta.
A veces solo anhelo un abrazo,
de ella… sí, de esa ilusión tan callada,
que me diga que todo está bien,
aunque por dentro me sienta nada.
Pero ella no está conmigo,
y los amigos, aunque fieles,
son parches en un cielo partido,
risas breves… luces que duelen.
Necesito una voz suave, real,
que me diga: “no estás solo aquí”,
en este mundo que sangra maldad,
en esta noche que no quiere huir.
Esa chica, que sin promesas ni temor,
me acaricie la cabeza en silencio,
y me repita con su dulce calor:
“Todo está bien… yo te sostengo.”
Es bueno soñar, aunque duela al despertar,
porque en los sueños nadie me obliga,
nadie me grita que debo cambiar…
Y por un instante…
la vida abriga.