unsajori

Cabrón de mierda.

unsajori

Iskandar Astaroth Kouti.
          
          Nació la tarde del viernes, 2 de octubre de 2020. Midiendo unos 48,7 centímetros y pesando 3,1 kilogramos.
          
          De padres Tyler Astaroth y Pandora Kouti, heredando el físico del masculino y algunas delicadas facciones de la mujer, especialmente aquellos mágicos ojos claros.
          
          Mamá te ama, campeón. Hijo mío. Cambié la mochila en la espalda por una pañelera y ha sido la mejor decisión que ni siquiera tuve que tomar. La mejor aventura que no elegí, lo que ahora añoro aunque no lo tenía pensado. 
          
          Eres mi vida, y te cargaré en el corazón por el resto de mis días. Mi hijo; mi luz, mi paz.

unsajori

Estoy: enamorada.
          De un príncipe en apuros
          Que no rescata damiselas en peligro
          Y manda a la mierda su cruzada.
          
          Quien pasea nocturno por los pasillos,
          Mientras en su cama le aguarda,
          Su embarazada y peligrosa dama.
          
          Ella, quien se adentró a su castillo,
          Sin piedras preciosas aparte de sus ojos.
          Con un par de pesos en su bolsillo,
          Y una mochila en su espalda.
          
          Una vez derrumbaron sus muros,
          Follaron sobre sábanas de seda,
          E hicieron la guerra sin espadas.

unsajori

340 días contigo 
          1 de enero de 2018. 00:15hrs.
          
             La brisa acaricia suavemente mi castaña cabellera, haciendo que rebeldes mechones interrumpan mi vista al horizonte.  Cierro mis ojos para musitar a los vientos del sur mi más antiguo deseo, aquel que proviene de lo más profundo de mi alma.
          
             Inconforme con el silencio que le precede, anoto las mismas palabras en el primero muro que me encuentro, a marcador permanente negro.  De esta manera, cualquier otra persona será testigo de mi sueño y las posibilidades de que se vuelva realidad van a incrementar al encontrarse presente en la memoria de otro.  O eso pienso yo.
          
             Sin más, hago mi camino de regreso a mi hogar con una sonrisa satisfecha, olvidando por completo lo acabado de hacer.  Era un defecto que tenía por ninguna razón en particular, pero me parecía una virtud en ese instante.
          

unsajori

Sabía que no debía de haberme quitado la pijama.  Era la señal para intuir también que no debí de salir de la cama tan siquiera.  Ese momento de sinceridad destrozó mi mundo.
          
          Podría jurar que escuché el suspiro de alivio que exhalaste.  Podría jurar que vi la sonrisa de plenitud que esbozaste.  Podría jurar que no escuchaste mi corazón romperse. 
          
          Podría jurar que sentí tus brazos alrededor de mi cuerpo, en un abrazo incómodo y apretado.  Un abrazo incorrecto que no quise retribuir, pero tuve la obligación de hacerlo, porque era tu forma de agradecer el hecho de que comprendiera tu postura.
          
          Pero ¿Y tú? ¿Entendías la mía?
          
          Acababa de vestirme con la más hermosa de mis armaduras: la valentía.  Pulí su metal con alcohol hasta que pude ver mi reflejo.  Besé tus labios, luego de tu confesión, y muerta de la vergüenza. 
          
          Minutos después mi mundo se vino abajo. "Gracias, de verdad.  Esto nunca me había pasado."
          
          En cambio, a mi, si me había pasado.  Yo siempre llego en segundo lugar, si tengo suerte.  Yo fui, soy y siempre seré muy mala para el romanticismo.