Al oír su «nombre» un escalofrío le cruzó, dándose cuenta, apenas, de que Musa no debía recitarlo, al menos no enfrente de aquellos seres. Se supone que Alice hace años atrás murió, no existe, sólo Alizée y por más que le jodiera no escuchar su verdadero nombre ser pronunciado por él varón, era mejor evitar cualquier problema a provocarlo. ─── Ah, sobre eso.. ─── Se detuvo ahí, incapaz de proseguir sin saber realmente que decir; ¿qué excusa dará?, no hay una creíble que no ponga en peligro su anonimato ú cualquier cosa que por el momento busca ignorar, además, apenas un murmuró sus palabras fueron, sin ser escuchadas. En silencio permanece, optando mejor por escuchar, formando mil y un expresiones diferentes por cada palabra que sale de Musa.
Desde un principio sabía que este torpe plan no funcionaría, menos cuando es incapaz de mentir correctamente frente a él; es su debilidad, cualquier fachada cae ante sus pies, rebelando quién realmente es y todo lo que esconde tras la cortina. La decepción florece, junto a ella resignación, misma que ante todo pronóstico cambia, revelando una gran sorpresa en aquellos azulados orbes, para después, dar pasó a una innegable alegría que se extiende por sus labios, creando una sonrisa.
─── ¡Entonces vamos!, ¿a quién le importa que piensen un grupo de idiotas con el ego al cielo?, bah, ¡a mí no! y a tí tampoco. No hay mas discusión, es hora de irnos. ─── Tan entusiasmado cómo está no tarda en tomar el brazo del blondo, jalando de este para llevarle a fuera con rapidez. Sin querer actuó por impulsó, resultando tan natural que olvidó por completo que el Musa frente suyo no es él mismo chiquillo alegré, ni menos quién siempre su mano tomaba y a todos lados le arrastraba, por más que molestó se hacía ver, «Alice» por dentro era él niño mas feliz.
─── ¿Sabés?, pensaba que después de ir por café, quizá podríamos ir al parque ó otro lado, depende de tú ánimo.