Hoy es nochebuena, y no estás abuela. Edu volverá de Inglaterra, Alvaro de Boston, Alfonso de Ciudad de México pero por desgracia tú eres la única que físicamente no volverá. Te añoro abuela, de veras te añoro. Le hablé a mis amigos de tí, no porque quisiera, sino porque estuve llorando, y recordé lo poco que te gustaba ver las lágrimas mi rostro surcar. Les hablé de ti, de tu generosidad, de tu cariño, de tu graciosa excentricidad, de tu belleza como persona. Habíamos llegado a la conclusión que les hubiera gustado conocerte en vida. Claro que sí, claro que sí joder. Te habría encantado abuela, son mis angeles guardianes. Ellos cuidan de mi ahora que tú no estás, ¿se lo pediste tú por casualidad en algún sueño? ¿Les pediste que cuidaran de tu pequeña María Ignacia? Estas últimas noches te lloré más de la cuenta. No me gusta celebrar Nochebuena sin tí, abuela. Ahora que te escribo, quiero pedirte disculpas, por llorarte tan tarde. Tenía que ser fuerte por Mamá, por ti, lo siento abuela por llorarte 3 años más tarde. A veces miro a las estrellas y me pregunto si estarás orgullosa de mi. Espero que si. ¿Sabes? Estos últimos años sin ti han sido caóticos. Papá enfermó, entre otras muchas cosas, no quería que él tambien se fuera. Pero papá está mejorando, mejorando mucho; no es la misma persona, porque el cáncer te desgasta pero nunca se le ha ido la sonrisa. Eso lo heredé de vosotros y hace que se me llenen los ojos de lágrimas y los labios de risas nerviosas. Entre los dos criasteis a una guerrera, pero últimamente no me siento cómo tal, lo siento. El año pasado conocí a un chico muy simpático, se llama Ángel. Escribe muy bien, es muy lindo, y es muy buena persona. Te habría encantado de haberlo podido conocer. ¡Seguro que le decías que saliera conmigo cómo hicistes con Pablo! Conocí muchísima más gente. Abuela, te habrías enamorado de todos ellos, te lo prometo.