Solo puedo ver como aquella colisión entre la realidad desesperante e inefable con aquellos sueños tan ilusiorios y delirantes no han hecho más que dejarme cual muerto viviente, pero aquí viene la cuestión; ¿realmente debería considerarlo muerte? No aquella muerte física, no aquella que aterra a muchos por la incertidumbre, sino, esa muerte que destruye tu esencia, lo que eres y has construido.