“Todo está en tu cabeza”
De nuevo, mis esperanzas terminan como desilusiones. Se supone que me lo tiene que decir en la cara, pero me entero que todo lo que vivimos fue en broma para él. Y que va a dejar de jugar, porque ya no tiene ganas.
Lo que no quería que ocurra, pasó. Lo que teníamos, se esfumó. No le importo, pero no me extraña, sino que me deprime y enoja.
¿Qué pasa? ¿Ahora se va a cumplir también mi peor miedo? Porque si se llega a enamorar —o lo está— de mi mejor amiga, que resulta ser su única real amiga mujer, no se que sería de mi. Moriría.