Papá
Te escribo esta carta con el fin de que un ángel te la lleve…
No sé si estás allá, o en algún lugar más cerca del que imagino. Pero hoy sentí la necesidad de contarte cómo ha sido mi vida desde que te fuiste. No sé si lo sabías, pero tu ausencia me cambió. No solo el corazón, también la forma en la que miro el mundo. Al principio todo dolía. Cada día sin ti era como aprender a respirar de nuevo. La vida siguía, sí, pero yo sentía que me quede atrás, justo en el último momento en el que te vi. Pensaba en ti al despertar, en medio del día, al dormir. Todavía lo hago. He aprendido a sonreír otra vez, pero hay una parte de mí que siempre te llora en silencio. En cada logro que tengo, en cada caída, en cada decisión importante, me haces falta. A veces imagino que me dirías, qué gesto harías, cómo te reirías de mis tonterías. Y aunque ya no estás, te sigo buscando en los detalles pequeños. En cada canción, en un olor, en una frase que solo tú dirías. No te mentiré: hubo días en los que quise rendirme. Pero cuando pienso en ti, siento que no puedo hacerlo. Porque tú me enseñaste a no bajar los brazos. Porque sé que, de alguna forma, todavía me cuidas. A veces me pasa algo bueno y susurro: “ Gracias “. Y en el fondo te lo digo a ti. Mi vida ha cambiado, yo he cambiado. Pero hay algo que no cambia: te sigo amando con la misma intensidad, incluso desde este lado de la vida.
Si este mensaje llega a tu, solo quiero que sepas esto: no pasa un solo día sin que te extrañe, sin que te piense, sin que te lleve conmigo. Hasta que nos volvamos a ver, si es que el cielo tiene reencuentros, cuídame desde donde estés, papá. ❤️️