Hwang In-ho, más conocido por aquellas avaras personas que iban a los juegos a ver a esas personas jugar, como las carreras de caballos en donde podía ver la faceta más cruel y vil de ellos.
Pero todo cambió cuando Gi-Hun aceptó su trato, su humanidad había sido corrompida por completo y como un cuento francés morboso aquel hombre que todos admiraban y que luchaba por acabar con los juegos de terminó uniendo a él, si con un frontman era mucho, con dos era caótico y más con una persona que perdió su humanidad por completo. En tanto él hacia su trabajo sucio, era el infiltrado en los juegos mientras que Gi-Hun lo observaba desde la comodidad de su sala de control y esa no era la excepción.
──¡Hola! Disculpa ¿Has visto a otros chicos como yo? Vestidos así y con un número asignado, los estoy buscando... Perdone la insolencia, soy Young-il, un gusto.── Dijo con las mejillas rojas que se había golpeado por darle esa tonacion e hizo una leve reverencia.
# ¡hello! Sea usted bienvenido sisisi, soy Ian, un enorme placer conocerle ¿cómo se llama? Y sus pronombres y por cierto los míos son masculinos, así nadie es funado.