Siempre he sido terrible para las presentaciones, más para las escritas, pues sólo es cuestión de borrar y empezar de cero las veces que quiero, y ahí me quedo, en el intento de...
Intentando vivir la vida con la madurez e inmadurez necesarias, dependiendo de la situación, hablando sola cuando estoy en busca de un consejo, leyendo todo lo que se me apetece (que es mucho) y buscando las oportunidades perfectas para escribir y re-escribir todas mis ideas.
Actualmente he conseguido un co-escritor, con el que nos ayudamos mutuamente. Yo lo motivo con su poesía (que es increíble, para serles sincera) y él a que yo siga adelante, que bueno, tengo eso de frenarme a mi misma muy bien dado.
Detesto la soledad, pero a veces es lo que más anhelo, estoy triste porque engordo, y engordo para no estar triste. Me gusta la melancolía, la lluvia, las tardes grises, el frío crudo en las inaguantables noches de invierno. Atesoro todo lo que debería desechar, y viceversa. Soy un desastre de mujer, y un bello desastre que te costará la vida llegar a conocer por completo.
No soporto el llanto de los demás, es por eso que me intereso en conseguir sonrisas, de las bobas, las inesperadas, las que salen de dentro. No soy de las que mira mucha tele, pero cuando estoy con ganas, es prácticamente imposible sacarme el culo del asiento. Me encanta escuchar música pero hay veces que no aguanto ni una puta canción. Valoro muchísimo las historias escritas por argentinos, no por la nacionalidad, sino porque puedo ponerme más en la carne del protagonista, y reír, sufrir o disfrutar mejor cada sensación que se me presenta.
Pasé de odias la poesía a amarla, de encontrar pesado a Paulo Coelho a luego convertirlo en un grande, de amarme a odiarme, para luego aceptarme como soy. Me encanta la gente con sus ideas bien puestas, pero siempre abierto a la opinión ajena, que se apasiona con lo que les gusta, despiertos, conscientes. 
Nada es más difícil y fácil para mí como desnudar el alma.