wolon-florence
Frente a la tumba de la ahora fallecida una simple carta aguardaba, con letra prolija y doblada perfectamente en cuatro partes, carta que nunca sería leída. —Bueno, supongo que no hace mal dejar esto aquí, espero puedas leerla dónde sea que estés —con las manos frente a sí el rubio hablaba, mirando hacia abajo. La única vez que había tenido que bajar la mirada para hablar con ella—. Fue un placer conocerla, señorita, hubiese sido un mayor placer servirle en cualquier otro lugar. No podía quedarse mucho tiempo ahí, era irrespetuoso no seguir los deseos de los fallecidos aunque lo que más deseará fuera quedarse y hablar por horas, disculparse por lo que dijo, por lo que no dijo, prometer un millón de cosas, pero ya era muy tarde para eso, estaría incumpliendo órdenes, el momento de ser rebelde y fingir ser algo más murió con ella. Con una reverencia final, se alejó sin atraverse a mirar atrás Cuando la carta quedó abandonada, su contenido se hizo más claro. «A la señorita Alette, de la cabaña morada número 10; Entiendo si no desea leer esta carta, sólo deseo informarle que la cena está servida. En el caso de que sí haya deseado leerla, no puedo hacer más que agradecerle profundamente. No soy capaz de entender como alguien como usted pudo querer verme por más de cinco minutos, gracias por regalarme su preciado tiempo. Estos meses que he logrado pasar con usted han sido únicos, sin duda, cada día con usted fue una aventura nueva y emocionante, distinta a la anterior. Es una brillante detective y yo su fiel asistente, sé que sugerí usar una pizarra para evitar sus explicativos dibujos en mi espalda, pero sería terrible de mí parte intentar frenar su creatividad.
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Me temo, sin embargo, que también le escribo por motivos egoístas; no puedo dirigirle la palabra directamente, usted así lo pidió, entonces decidí ser algo creativo y conseguir otra manera de comunicarme, me hace cierto bien en ese sentido, me gusta esto de no seguir todo lo que me piden, es una terrible (léase, buena) influencia en mí. En fin, me voy por las ramas, el cumpleaños de. . . Un querido amigo se acerca, deseo hacerle un detalle especial, pensaba en si usted tendría la gentileza de prestarme un minuto de su tiempo y ayudarme en el proyecto. Me gustaría también poder compartirle quién es este querido amigo, siento que le podría interesar, me gusta pensar que le podría interesar. Me gusta pensar que le gustaría volver a hablar conmigo, si tuviese la oportunidad. No es mi deber emitir juicio, pero si en algún momento dedice que debe hablar conmigo para cualquier cosa (literalmente cualquier cosa) estaré esperando encantado, puedo ser un consejero o un par de orejas, lo que necesite. La cena está servida, por favor, venga a cenar Atentamente, Florence, su peor archiamistad. » Hay partes borrosas de la carta, como la despedida o el inicio, pero todo luce legible en su totalidad a excepción de la fecha, que apenas parece ser. . . De unos días antes de la fiesta, esa era la fecha de entrega esperada. Ya no importa, de todos modos.
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