La joven de cabello azabache y pelo corto llegaba a su sede en una moto de color negro, seguramente robada, bajo de ella y abrazándose el estomago avanzo hacia su sede. Se veía que tenía el trabajé manchado de sangre incluso se podían ver algunos trazos del líquido rojo salpicar su cara
No había llegado a los escalones principales cuando la luz de la entrada se encendió y ante ella apareció la magestiosa silueta de un hombre, de su hombre. Quien la miraba con el semblante serio, como si estuviera analizando aquella situación.
Cuando llegó a la altura de él, el chico se digno a hablar
—Joder... ¿Que has hecho?