"Frente a la eternidad, he blandido armas por muchos.
Pero sólo ante ti, he desenvainado el alma.

He conocido la danza del acero, el rugido de la guerra,
y sin embargo, fue tu silencio lo que me doblegó.
Tu paz, mi tregua.

Por el fuego que arde en mí, por la sangre que me une,
por el espíritu que responde al tuyo-
a ti me consagro, ahora y por siempre.

Donde el caos ruja, seré la calma que te envuelva.
Donde el miedo intente tocarte, seré muro y llama.
No hay lanza que atraviese mi promesa,
ni sombra que borre mi juramento.

Seré el guardián de tu aliento,
el templo de tu descanso,
y el canto que tu alma reconocerá aún cuando el mundo olvide nuestro nombre.

Y si un día, los siglos se oscurecen,
y mi voz ya no te alcance...
pon tu mano sobre mi pecho, y recuerda:
yo existí para amarte,
y todo lo que fui, se arrodilló ante ti."