No hay nada que celebrar. Ayer no ganamos nada, todo sigue igual. Se sobrepuso el miedo y la ignorancia, y también el individualismo. Finalmente son las élites las que, como siempre, se siguen beneficiando.
Ahí está su derecha, quienes les prometieron reformas a cambio de rechazar: apropiándose de sus votos para lograr lo que querían desde un inicio, que nada cambiara.
Que no les sorprenda ver cómo quienes propusieron la tercera vía, ahora se desmarcan del proceso y le dan la espalda a la ciudadanía; no es la primera vez que lo hacen, ni será la última.
Ahora es nuestra responsabilidad insistir y seguir luchando por esos cambios que tanto necesitamos, porque si de algo podemos estar seguros, es que esto no se va a quedar así.
No dejaremos que tanto esfuerzo y sacrificio se vaya a la basura.
Chile merece una nueva constitución escrita en democracia; ese es nuestro compriso con el pueblo.
Nos vemos en las calles,
a generar el cambio.