tengo tantísimas ganas de agarrarte en mis brazos y mantenerte ahí, alejado del mundo para que nadie más pueda posar sus ojos en ti mientras grito a los cuatro vientos que eres mío, mío, mío. pero por otra parte, me siento un egoísta posesivo que sólo quiere encerrarse en un armario y no salir jamás al no soportar la idea de que tú llegues a ver con ojitos brillantes a alguien que no sea yo. me siento demasiado extraño, es algo que no había sentido antes, en realidad. es un temor muy fuerte.
es tonto, pero sé que no dejarás de insistir así que, bueno, bebé, tengo celos. y recuerdo haberte dicho alguna vez cómo me pongo o cómo me siento cuando me atacan los feos celos.
voy a envolverte en mantas y mantenerte pegado a mí, te quiero besar el rostro lentamente hasta que luzcas esa bellísima sonrisa tuya y ya no haya más tristeza de por medio.
bueno, para iniciar... no quiero sonar, cómo decirlo, ¿egoísta? o peor, pues soltero estás, pero quiero decir que eres mi bebé. mi. de anthony, de petunio, de yo. mi, mi, mi. y-y-y no más o terminaré llorando de lo sensible que me he puesto.
espera, ¿qué? no sé porqué se me hizo adorable imaginarte con un puchero y la respiración agitada por haber corrido mucho, además de tu cabellito despeinado, yo— muero.