Hoy, me he sentido inútil, hoy me he sentido verdaderamente impotente. Me siento impotente, porque no puedo evitar que las cosas ocurran, las cosas malas, las que me duelen, las que quitan vidas. Escribo esto con lágrimas en los ojos, porque me siento impotente, incapaz de cambiar algo con mi voz, porque son gritos al vacío. Ayer, asesinaron a una mujer, su hijo la asesinó y, yo la conocía. La conocía de vista, de reírme con ella en el gimnasio y de verla por la calle, llena de vida, vida que le arrebataron ayer. Esto, me lo dijeron después de un curso de defensa femenina, al que la habían invitado. Le dijeron, las mismas que me han ayudado hoy a poder defenderme: ¿por qué no te pasas? Ella dijo, que, no le pasaban esas cosas, que no lo necesitaba. Que irónico,¿no? Que terrible ironía. Solo de pensar en que la sonrisa se le ha ido, que ya no la voy a ver más, aunque no fuéramos muy cercanas, me parte en dos. Hice el curso hoy, para sentirme más segura, porque es una realidad que por mucho que se luche, nosotras estamos en un peligro constante, que yo no puedo salir a la calle de noche sin tener miedo. Y, eso es terrible. El hecho de decírmelo después de aquel curso, donde me sentí tan poderosa, tan segura de misma, me rompió. Me rompió porque te piensas que no, pero una cosa así pasa todos los días. Porque no te sientes segura sola por la calle. Porque te sientes impotente, piensas que eso a lo mejor le puede pasar a tu mejor amiga después de despedirte de ella, a tu madre, a cualquier mujer que conozcas. Puede que un loco, por el simple hecho de ser un hombre se sienta más poderoso que tu te pueda hacer cualquier cosa. Ojalá, de verdad que lo pido, que a ninguna de vosotras, las que leéis esto, os pase nada así, aunque sea que un tío os acose. NADIE y digo NADIE merece eso. Es muy triste que esto sea algo usual, de verdad que me apena, que me deja destrozada. Ojalá esto cambie, de verdad que lo pido.
Desde aquí, todo mi amor hacia ti, donde quiera que estés.
