Cada palabra que decías me aliviaba el corazón
Me tratabas con cariño, nunca faltaba una caricia para esta feliz niña que a tu lado iba sin seguir la razón.
Yo te anhelaba, te abrazaba, al fin la amistad se había vuelto algo más.
Mi instinto me decía que no debía seguirte,
pero ya ves sólo seguí mi corazón sin oírle.
Ahora veo la realidad, veo la crudeza,
tus caricias se volvieron sarcásticas y llenas de rudeza.
No puedo dejarte, no sé si es por amor o por puro temor a que me lastimes
Cada reclamo sin razón y por cualquier estupidez
me parten en corazón, ya no puedo, esto no tiene sensatez.
Creo que moriré por culpa del amor, o será mejor dicho por tu pura obsesión.
Dedicado.