Harry Potter es el tipo de hombre que cree en las segundas oportunidades, en la bondad de las personas y en los milagros cotidianos.
Y Draco Malfoy lo sabe.
Por eso, cuando entra a trabajar como su asistente personal en la empresa Potter Enterprises, parece un hombre común: refinado, inteligente, y con un pasado del que evita hablar.
Harry lo acoge con confianza.
Lo escucha, lo protege, lo invita a su mundo.
Pero todo -absolutamente todo- ha sido manipulado.
Desde el "accidente" que llevó a Harry a necesitar un nuevo asistente, hasta la renuncia de la persona anterior, los informes que fallaron, las coincidencias que los unieron... nada fue casualidad.
Cada paso, cada mirada, cada conversación, fue una pieza de ajedrez colocada por Draco.
Y cuando Harry empiece a enamorarse, será demasiado tarde para descubrir que él nunca tuvo el control de nada.
Porque Draco no busca dinero, ni poder.
Solo una cosa: a Harry Potter.
Y está dispuesto a destruirlo -o destruirse- con tal de tenerlo.
