Sus pasos se escuchaban a la perfección, y cuando escuchó su nombre pudo reconocer la voz al instante, no quiso voltear, no podía permitirlo. Pero su acción fue totalmente automáticamente, sus ojos brillantes como la Luna que los iluminaba, quiso devolver al menos el saludo, pero por el shock del momento fue imposible hacerlo.
Por su mente recordó cada momento que pasaron juntos, esas citas, en donde las risas y la confianza estaba presente en cada momento. Quiso correr, gritar, pegar algo, pero no era correcto. Vió a Perú acercarse más a él, extendió sus brazos, quería abrazarlo.
Todo en ellos estaba mal, los dos estaban mal, el mundo estaba mal. Pero querían mejorar juntos, querían mandar todo a la mierda y seguir toda su vida como una pareja feliz, esta vez, nada iba a impedirlo.
