¿Alguna vez has querido crear algo y has sentido que te faltaba algo?
¿Más talento? ¿Más pasión? ¿Más de todo?
Como si el deseo de crear solo fuese para personas extraordinarias, para los protagonistas, esos que parecen brillar sin esfuerzo, que nacen sabiendo quiénes son y hacia dónde van.
Yo sí lo sentí.

Por eso escribo historias de personas secundarias.
De quienes alguna vez creyeron necesitar más.
De quienes pensaron que serían olvidados por no ser el mejor cantante, la espía perfecta, la escritora brillante, la genio del ajedrez.

Escribo sobre quienes no suelen ser vistos.
Las historias pequeñas, los segundos planos, las vidas quietas.

Porque creo, profundamente, que lo extraordinario también habita en lo cotidiano.