No tuve setecientos días cómo Shakespeare para ufructuar en la necesidad que tengo hacia un beso que provocó leucemia terminal, y estuve fallando en mi regreso tanto como en el pobre intento de realmente no intentarlo, pero León, tú servidor de regreso, espera un perdón infinito debido a aquella lejanía, y espera también tener las suficientes razones para darse a entender en cuanto a su repentino desolvido sin consideración.
No obstante, si no puedes perdonar las erróneas ideas que me motivan a volver en una nueva embestida de sensaciones que jamás desaparecieron mi ser no será problemático en ello, respetáre si deseas una lejanía, o quizá una reconciliación amistosa, seré el más considerado después de no tener consideración al irme de tu lado.
PD:la jerva mediterránea de tus ojos fue tan imponente en las correas gélidas de mi cabeza podrida, volviéndose el gusano carnero que tragó mi cerebro y se encargó de demostrarme el arrepentimiento de no estar tomando tú mano.