oh ni me lo digas, casi me quedo calvo cuando lo tuve rojo. ──rodó los ojos ante el mero recuerdo, y apretujó el cuerpo ajeno entre sus bracitos, asintiendo con la cabeza. ── mmm, si?
──volteó la cabeza levemente para poder dejarle un beso también, y dejó un suave piquito en una de las comisuras del más alto, sonriendo al mismo tiempo. ── está bieen, pero no quisieras recomendarme un color?
──llevó una de sus manos hasta los cortos mechones de cabello en la nuca del ajeno, enredando sus dedos en ellos con suavidad mientras que con la mano libre le daba caricias suaves en la espalda. ── sí, no sé, tengo ganas de cambiarme el color.