La pelimorada caminaba tranquilamente por las calles de Japón. Era invierno, por lo que estaba usando un chaleco café claro que era un poco más grande que ella, llegándole hasta los muslos, y las mangas le tapaban las manos. También usaba una bufanda lila, más clara que su cabello y la cual la protegía del frío. Una falda que era opacada por el chaleco y que se veía a duras penas. Junto con unas pantis blancas gruesas para proteger sus piernas. Y unos zapatos cafés. Se veía tierna.
Su destino era la casa de un chico rubio explosivo, el cual la hacia experimentar sentimientos que ella no entendía, tal vez era amor, tal vez era un cariño muy grande. Fuese lo que fuese era un sentimiento que la hacia sentir feliz y triste a la vez.
La casa estaba ya en frente de ella. La verdad era que no vivían tan lejos. Por lo que era casi una costumbre ir a visitarlo, aunque el chico le decía miles de veces que le molestaba su presencia, a ella no le importaba e igualmente iba.
Al llegar a la casa, se detuvo en la puerta, intentando tocar el timbre que estaba al lado el cuál estaba muy alto, para Shinoa, por lo que se puso de puntas y a penas con sus dedos podía rozar el objeto, hasta que en uno de sus intentos lo tocó.
Se puso feliz por su logró. Y se quedo esperando pacientemente a que le abrieran.
@dxmons- //Lo se, quedo mas raro que la chucha, pero fue lo mejor que se me ocurrió <\\\3 //