Como siempre Andrew estaba armando un alboroto por nada, Kevin no podía creer que a estas alturas siguiera preocupado por esas tonterías.
Pero no sería Andrew sin esas tonterías que lo hacían tan tierno.
Estaban buscando regalos de navidad el ultimo día, porque Andrew creía que la cantidad de veinte regalos no eran suficientes para su ahora esposo, David Lincoln.
Esta sería la segunda navidad que pasaban como esposos (como si eso cambiara algo de su vida anterior) y la primera de Dion y Kevin ostentando ese título también.
El centro comercial estaba atestado de gente y a Kevin le dolían los pies de tanto caminar, además el estúpido coro cantando villancicos desafinados lo tenía arto.
Se detuvo frente a una vitrina hermosamente decorada en la que se exhibían bolas de cristal, una de ellas tenía unos hermosos gatitos dormidos dentro y Kevin sabía que la necesitaba en su vida, asi que entró a la tienda a compararla dejando a Andrew atrás.
No pasaron ni cinco minutos cuando tenía a Andrew a un lado lloriqueando por haberlo dejado solo.
- No te dejé solo, además tenemos teléfonos, puedes llamarme si te pierdes, o simplemente arrancarles el micrófono a esos estúpidos coristas y vocearme, que en mi opinión sería hacerle un favor a la humanidad.
- Wow Kevin, desde cuando te volviste una perra?
Sólo eran necesarias dos palabras para justificarse.
- Richard Brooks.
- Eso lo explica todo, no puedo creer que el señor Biagio lo soporte, es como un diablo y un ángel, pero el señor Brooks es cien veces peor que un diablo.
El señor Brooks era un excelente jefe y persona, pero daba miedo, aunque ahora que tenían al pequeño Valentino en sus vidas todo había cambiado, trabajaba menos y les daba un día extra de descanso a quienes tenían hijos para que pasaran tiempo con ellos.
- Es un gran hombre, simplemente es... una perra.
El teléfono de Kevin comenzó a sonar y este lo tomó, al no reconocer el número telefónico lo regresó a su bolsa, en esos días muchas compañías llamaban ofreciendo créditos y productos, estaba cansado de atender y solo fuera un vendedor.
Kevin compró la esfera y salieron de la tienda, Dion estaría en servicio hasta las ocho de la noche, después atendería desde casa las llamadas, había una exagerada cantidad de mini incendios en esas fechas.
El teléfono volvió a sonar y Kevin notó que tenía dos llamadas perdidas de Dion, asi que regresó la llamada de inmediato, un hombre que no era su esposo respondió del otro lado, se escuchaba mucho alboroto y Kev no alcanzaba a escuchar nada de lo que decían, para colmo el coro comenzó otra canción y le era imposible poner atención, tomó a Andrew de la mano y lo arrastró con él a los baños, pidiendo a la persona que estaba del otro lado del teléfono que no le colgara.
- Ahora sí, que me decía de mi esposo.
- Le decía que su esposo está en hospital central, un edificio se desplomó sobré él, tiene que venir de inmediato.
El teléfono se deslizó de sus manos y Andrew alcanzo a atraparlo antes de que tocara el suelo. Como Kevin no le decía que estaba pasando Andrew preguntó a la persona al teléfono que le había dicho a su mejor amigo para descomponerlo, cuando escuchó lo que el hombre dijo, Andrew tomó a Kevin y lo arrastro al auto, era su momento de ser valiente por Kev de nuevo.
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Las Leyes del Amor: Especial de Navidad
RomanceNo siempre lo que deseamos es lo que recibimos y eso lo tiene muy claro nuestros queridos abogados, los regalos inesperados no siempre son agradables para todos, pero la vida nos pone enfrente lo que merecemos y necesitamos. Es momento que la vida...