0 - Adiós Saori...

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La guerra santa por fin había terminado, la paz por fin había regresado a la tierra. Los caballeros sobrevivientes celebraban, mientras otros lamentaban las pérdidas.
Otros ya habían empezado a competir, por ver quiénes eran merecedores de las armaduras doradas. Pues, los 12 caballeros, se habían sacrificado en el muro de los lamentos, para que los caballeros de bronce lograran rescatar a Athena.

Aún que la diosa aún no elejia a nadie para formar la elite dorada. Según ella, aún no habían nacido los dignos herederos de esas armaduras, Bueno...por lo menos no todos, Pues, ya tenía algunos candidatos.

Kiki podría ser un buen caballero dorado, al igual que sus otros amigos los caballeros de bronce. Lamentablemente, casi ninguno acepto volverse caballero Dorado. Ellos estaban bien con ser caballeros de bronce, además, no se sentían del todo dignos para ser parte de la Elite dorada.

El único que acepto y estaba por recibir su armadura, era Shiryu. El no quería dejar el legado de su maestro en manos de cualquiera.

Estaban en el gran Salón, el caballero de dragón estaba de rodillas frente a su diosa.

—Shiryu...has mostrado poseer todas las características necesarias para volverte un caballero Dorado—hablo la diosa—. Por eso, se te hace entrega de la armadura dorada de libra—con su báculo Nike, señaló hacia la Pandora box de libra.

Está misma emitió un brillo dorado y, la cloth se dirigió hasta su nuevo dueño permitiendo que este la portará.

—Como caballero dorado, tu deber es custodiar una de las 12 casas de los enemigos que traten de cruzar por ella—explico la mujer con tono y expresión serena—. Además, de proteger a la diosa Athena y hasta arriesgar tu vida por su bienestar.

—Juro, que ningun enemigo será capaz de salir con vida del templo de Libra—dijo el azabache con sumo respeto—. Y protegeré a Athena como siempre lo he echo.

—Bien—le dedico una dulce sonrisa—. Desde ahora, ya no eres Shiryu de dragón...Eres Shiryu el caballero dorado de Libra.

( . . . )

La diosa se encontraba en el balcón de sus aposentos, mirando a las estrellas con tranquilidad.

—No deberías salir afuera tan desabrigada—hablo una voz a sus espaldas, tapándola con una manta.

—Seiya...—murmuro con alegría. 

El caballero se colocó a su lado y ambos observaron las estrellas. El ambiente era silencioso, no era un silencio incómodo era uno agradable. El sonido de los grillos cantando, daba un ambiente aún más tranquilo y relajante. Justo lo que ambos necesitaban, después de tener una vida tan ajetreada.

—Espero que la paz dure mucho tiempo—mensiono la chica de hebras violetas—, ahora que Hades no está.

—Yo también espero lo mismo, ahora...todo estará bien—lentamente hacerca su mano a la de ella—. Podremos vivir juntos en paz...

El tierno momento se vio interrumpido, por la fuerte toz que escapó de los labios de la chica.

—Saori, ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?—pregunto el chico con preocupación, mientras frotaba su mano contra la espalda de la chica.

—S-si descuida—paro de toser un poco—, solo necesito algo de agua—volvio a toser.

El castaño no tardó en ir por un vaso con agua para su diosa, la cual lo bebió con algo de desesperación. Seiya estaba sumamente preocupado por ella, no era normal que de repente le diera una toz tan fuerte.

La chica se terminó toda el agua, su toz se había calmado un poco para su suerte. Se sintió un poco decaída, era como si hubiera perdido todas sus fuerzas en un instante, ¿Qué era lo que le ocurría?

『¿ᴜɴᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ ᴀᴛʜᴇɴᴀ?』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora