Tras la guerra santa, Saori Kido padece de una grave enfermedad que acaba con su vida. Causando un gran dolor en sus caballeros sobrevivientes, sobre todo en Seiya el caballero de Pegaso de ese entonces.
Tras años de su muerte, un nuevo dios trata...
El sol empezaba a salir, dando inicio a un nuevo día en la pequeña ciudad de Inglaterra. Era de los último día del último semestre escolar, así que la mayoría de alumnos estaban emocionados por ese echo. ¿Quien puede culparlos? El inicio de las vacaciones es algo emocionante para cualquiera.
¡Pim pim pim!
Sonaba una alarma en una habitación, de las muchas casas de la ciudad.
—¡Oye Alison!—se escucho desde otra habitación—, ¡Ese celular lleva sonando desde hace 15 minutos! ¡Ya levántate!
Al escuchar las exigencias de aquella voz, estiró su mano hasta la mesa de noche y tomo el celular, apagando la alarma. Además, aprovecho para ver la hora.
—¡Ahh!—se escucho un grito—. ¡Es tarde!
Salto de la cama y se dirigió a su armario, tomo el uniforme y empezó a colocarselo, Mientras murmuraba un par de cosas como; "Es el último día y ya voy tarde" "¿Cómo puedo ser tan despistada?"
—Maldita sea, ¿Dónde carajos deje los zapatos?—bufo molesta, mientras buscaba debajo de la cama.
Al fin encontró los zapatos, rápidamente se puso las medias blancas que no llegaban más arriba de la rodilla. Se miro al espejo y se puso a cepillar su no tan largo cabello. Una vez termino de arreglarse, le dió un último vistazo a su uniforme. El cual consentía, de una falda negra, una camisa blanca manga larga con los puños negros y una corbata en forma de moño estilo japonés.
Tomo dos mechones de su cabello y los trenso y luego los unió, haciendo una especie de media cola.
Alison era una chica de una apariencia un tanto peculiar. Su piel era de un color Nivea, esa posiblemente era su única cualidad normal. Su cabello llegaba hasta la mitad de la espalda y era de color violeta, pero violeta natural y sus ojos eran verde esmeralda. El verde esmeralda, no era un tono de ojos común, ni siquiera normal, Por lo que normalmente la consideraban un fenómeno.
Rápidamente, Alison se apresuro a bajar de su habitación y tomo su mochila, que era de un tono amarillo claro.
—¿Otra vez vas tarde?—pregunto un hombre de cabello castaño y ojos grises.
—No iría tan tarde, si me hubieras despertado antes Papá—reclamo la chica frunciendo el ceño.
Tomo una tostada y le puso mermelada, luego la empezo a comer con algo de rapidez.
—Ya tienes 16 años—dijo el hombre suspirando con pesadez—, debes levántarte por ti sola.
—Si, si, lo que digas—dijo la chica, tomando sus llaves para irse.
—Un día, el llegar tarde a todo te traerá grabes problemas—dijo el hombre.
La chica se quedó callada por unos momentos, antes de salir de la casa con lentitud.
—Adiós papá...
—Adiós Alison, ten un buen día.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.