La Esperanza De Luffy; Robin No Los Recuerda

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El plan era convertir a Zoro en un bebé. Mejor aún, en un joven de 15 años al que podría molestar un poco poniéndolo en ridículo delante de sus nakamas. Con la broma inocente de Luffy, a Bonney se le habían ocurrido un par de burlas más. Estaba segura que los demás miembros de la tripulación de Monkey D. Luffy, reirían hasta quedarse sin fuerzas. Y Zoro tendría el ceño fruncido y los puños tan apretados que las venas se le marcarían en esa piel bronceada por el sol.

Pero no.

El espadachín, no por ser diestro en la batalla, mantenía sus reflejos activos. ¿O ella había sido la causante de su semblante vigilante una vez que estuvo frente a él? ¿Cuál sería la razón de tal estado? Ella no era un peligro para ningún miembro de la tripulación. ¿Cómo osaba comportarse a la defensiva después de que ella le salvó el pellejo en el Archipiélago Sabaody?

Agh, hombres.

Zoro volvió a respirar después de contener el aire en su pecho. ¿Cuánto tiempo había pasado del incidente? ¿Había exagerado en su reacción? Nadie decía nada. Parecía que también habían detenido su respiración. ¿Qué sucedía con Nami, Chopper o Usopp? Ellos siempre eran los primeros en dar señal de que algo iba bien o mal. Sus gritos funcionaban como alarmas de peligro, la mayor parte del tiempo. Zoro hizo contacto visual con aquellos violetas ojos de Jewerly Bonney.

Parecía fiera, disgustada. Tremendamente enfadada. ¿Era por él? ¿Por qué no se dejó atacar? El nombre de Robin apareció en su mente, pero no tuvo la intención de buscarla. Esos ojos violetas le martilleaban el cerebro, impidiéndole hacer otra cosa que tratar de alejar esa mirada femenina. Pero su cuerpo no se sentía pesado, no donde Robin había caído. Por fin miró hacia abajo y vio su cabello negro. Robin seguía encima suyo, ¿pero que le ocurría? ¿Por qué no se movía?

-Ro-Robin -susurró Chopper.

Zoro logró despegar su espalda del suelo un par de centímetros. El cuerpo de Robin había perdido peso. ¿Por qué? Bonney chasqueó la lengua y Luffy se acunclilló a su lado, con una pieza de carne aún en su mano derecha y masticando como si no hubiese sucedido en nada. Sus ojos negros escrutiñaron el cuerpo de Robin y Zoro se preguntó por qué su capitán no le ayudaba con su nakama. O al menos decirle por qué sentía extraña a la mujer.

-Increíble -gimoteó con ojos brillosos-. ¿Hiciste eso? -preguntó hacia Bonney-. ¿Ese es el poder de tu fruta?

-¿Qué poder? -se apresuró Nami.

La navegante tomó entre sus brazos el cuerpo de Robin. Zoro logró sentarse y observar que las ropas de la arqueóloga caían grandes sobre el aniñado cuerpo de Robin. Tendría como unos ocho o nueve años. Sus piernas y sus brazos, delgados. Nada de los atributos que solía adornar con blusas semiabiertas, ni faldas o vestidos que se ceñían a sus curvas.

-¿Puedes regresarla a la normalidad? -preguntó Chopper.

Bonney se mantuvo en silencio. Luffy despegó su mirada de la mujer de cabello rosado con la respuesta flotando en su mente.

-Robin estará bien -agregó Luffy-. Ella la regresará a la normalidad.

Franky y los demás miraron a Bonney. Nada en el restaurante se había detenido. Nadie había reparado en el incidente. Más platos de carne llegaron y está vez Bonney ya no pidió más porciones. Franky se ofreció a llevar a una inconsciente Robin al barco, Chopper pidió irse también para vigilarla y Nami no quería despegarse de su amiga. Usopp se mantuvo en silencio, a lado de Luffy. Si había que interrogar a Bonney para conocer la fórmula para regresar a Robin a la normalidad, el sería el primero en conocerlo y llevarlo a cabo.

Además, Luffy no lograría entender los conceptos complejos que seguramente Bonney manejaba. Sus nakamas se fueron. Usopp procedió a actuar.

-Entonces, capitana Bonney -comenzó Usopp-, ¿qué hay que hacer?

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