ocho

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Apenas llegó a su hogar subió las escaleras corriendo. Tomó su laptop y empezó a buscar cada uno de los nombres en la web.

Son Hyejoo. Apareció una mujer de cabello negro e intimidante, pero no era "Jungeun".

Jo Haseul. Una chica de cabello castaño y corto, con una gran voz. Tampoco era la pelinegra.

Kim Hyunjin. Amante de la comida y gatos, con cabello oscuro. Sin duda ella no era.

Siguió buscando hasta que encontró un nombre de su amiga: Kim Jungeun. Buscó de todas formas pero sólo encontró perfiles y fotos de su amiga. Comenzó a llorar de tan solo pensar como murió en sus brazos.

Fue con el siguiente nombre: Ha Sooyoung. No había ni fotos, ni perfiles en redes sociales, ni reportes. No había nada, como si no existiese. Este nombre le llamó la atención, así que siguió buscando.

Solo encontró un foro de comida en el que un comentario decía "Asesino de negro". Sin saber por qué exactamente escribió este apodo en el buscador y encontró miles de noticias que hablaban de un o una asesina, que siempre vestía de negro y caminaba por los techos, pero que nunca pudo ser capturado. Solo había una foto suya: una mano con una gran cicatriz.

La rubia recordó la foto que le tomó a su amiga. Abre el chat y agranda la foto en la mano de la mayor.

Su celular cayó de cara al piso y cubrió su boca para no despertar a los vecinos. Quería llorar, quería gritar.

Fue ahí cuando conectó todos los puntos.

Aquella chica, aquella Ha Sooyoung, había matado no solo al amor de su vida, sino también a miles de personas más y se había quedado con sus identidades.

Pero no se iba a permitir que matara a otra de sus mejor amigas, no otra vez.

Siguió investigando para tener más pruebas y poder acusarla. Llamó a Jiwoo, pero la llevó directo al buzón de voz.

"Te voy a atrapar y te irás presa, hija de puta".

(...)

En otra parte de la ciudad una tranquila Sooyoung caminaba por los techos y balcones de las casas de Seúl. Notó un callejón donde había chicos fumando y bebiendo, así que se acercó para ver mejor.

Fue ahí cuando vio a Jimin, el hijo de Park Jisung. Fumaba con los otros chicos. Quiso escuchar parte de la conversación así que prestó más atención.

—¿Y cómo vas con la princesita?

—Uf, como la mierda. No se quien es peor: su padre o ella. En fin, ya veré que haré con ella

El comentario molestó a Yves pero debía contentarse. No podía ir matando gente por doquier, menos siendo el hijo de su cliente.

Los otros rieron y estaban por dejar el callejón, cuando uno tomó el hombro de el rubio y lo llevó para más atrás.

—¿Y... que harás?— le dice un chico castaño al rubio.

—Mmm... no lo sé. Tal vez solo la golpearé hasta romperle la nariz o las costillas. O le diré que es una basura. Que se yo, depende de como se den las cosas. ¡Ah! Olvidé decirte. Mi padre contrató a un asesino para matarla como venganza a lo de su padre, pero ahora que ella se opuso al matrimonio nos viene genial que muera. Digo, ya no nos sirve y arruinó nuestros planes. Ojalá la mate de una vez

¿Cómo iban a hablar de la querida y adorable Jiwoo así, como un objeto?

No lo dudó, simplemente apretó el gatillo y le dio en el pecho al joven Park.

El otro chico empezó a gritar y ella se fue. Había arruinado todo, ahora si que no había vuelta atrás.

Se encerró en su casa con llave y empezó a empacar sus cosas.

El teléfono vibró sin parar. La estaba volviendo loca el sonido. Y con un poco de coraje atendió la llamada.

—Mataste a mi hijo

Iba a mentir. De verdad que iba a hacerlo, para sabía que la forma en la que lo había hecho era típico de ella. No había excusa.

—Se lo merecía

—Entonces yo también te mataré a ti

Y ahí finalizó la llamada. Sus manos sudaban y sus piernas temblaban. Jamás le había pasado algo así.

Comenzó a correr con todas sus fuerzas, sabiendo que la estaban buscando para matarla.

No podía hacer nada.

Solo podía correr y huir.

『Hired Gun』|| CHUUVES ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora